Apenas el Domingo, el Árbol de Navidad ya me pedía que lo sacara, ya quería lucirse en la sala, recibir a las visitas, sobre todo, estar listo para recibir a la visita tan esperada: JESÚS.
Cada esfera, cada campana, cada estrella, fue colocada con un gran amor: el amor de una madre y su hija; haciendo mi tradicional maratón de limpieza mientras mami lavaba. No es por nada, pero nos quedó hermoso el árbol, tanto, que mis ojos quedaron lampareados, cada adorno es tan brillante, como si fueran luces que reflejan por sí solas, como si en verdad tuvieran esa luz propia. Estoy segura que es la energía de cada adorno, ya que fue colocado con amor, ese brillo es más deslumbrante que en años anteriores.
Te puedo asegurar que este año 2008 es un año de crecimiento espiritual, de asombros, pero también de PAZ.
Gracias Juan por acompañarme a cantar, por estar conmigo.
Gracias Padre, gracias Madre, por quitarme esa venda y dejarme comunicar con el alma con ustedes.
1 comentarios:
Ross, que linda manera de contarnos lo que para algunos es algo simple, colocar el arbol de navidad, gcias por compartir el sentimiento que tu y tu familia han puesto en esa linda tarea, me habria encantado porderte escuchar cantando, tal vez, carlos y yo nos habriamos unido gustozos!! te quiero, cuidate mucho .
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