De LOS LIRIOS DEL CAMPO Y LOS PÁJAROS DEL CIELO ALEGRÍA


“Miren los pájaros del cielo... Miren los lirios del campo...” Mt 6,24-34
Lirio y pájaro son los maestros alegres, pues tienen la alegría en sí mismos. ¡Qué alegría cuando el pájaro despierta al amanecer! ¡Qué alegría cuando llega la noche y el pájaro regresa al nido! Y cuando el pájaro de al lado comienza a cantar, y luego el de enfrente, y luego todos, ¡qué alegría!

Así es la vida entera del pájaro, siempre encuentra de qué alegrarse. ¡Qué alegría cuando cae el rocío sobre el lirio! ¡Qué alegría cuando el lirio, bien bañado, se pone a secar lleno de placer a los rayos del sol! Míralos juntos, cuando el pájaro se oculta junto al lirio, y a veces juega con él; o cuando desde las alturas mira dichoso hacia su nido y hacia el lirio, que le devuelve la mirada con una sonrisa, ¡qué alegría! Son alegres sin condiciones, no como nosotros.

Una enseñanza sencilla no depende tanto de que se usen expresiones cotidianas o eruditas, sino de que el maestro sea aquello mismo que enseña. Así el lirio y el pájaro. Hay un hoy, y no les preocupa el mañana ni otro día. No es superficialidad, sino la alegría del silencio y de la obediencia. La alegría es ser de verdad actual a sí mismo, estar al día. La alegría es el tiempo presente; por eso Dios es dichoso, pues eternamente dice: “Hoy”. Aprende del lirio y del pájaro. ¿No es motivo de alegría que hayas nacido, existas, puedas ver, oír, oler, gustar tocar? ¿Que el sol brille para ti, aparezca la luna y brillen las estrellas?

Dirás que lirios y pájaros no tienen dificultades pues no tienen ningún mañana por el cual preocuparse, y que en cambio el hombre sí. Lirio y pájaro se libran de eso porque llevan en el corazón las palabras del apóstol Pedro: “Arrojen todos sus cuidados en Dios”. Ellos los arrojan con toda su pasión, con seguridad y puntería: en Dios. Hacen un paquetito con sus cuidados y lo disparan felizmente al blanco. Y al instante están absolutamente alegres. O dirás que estaría bien habitar junto al pájaro escondido en la soledad con su pareja; o junto al lirio en la paz del campo, donde cada lirio se preocupa por sí mismo, pero que tú tienes la desgracia de vivir en sociedad, con todos los problemas de bienestar social. El pájaro y su compañera son una pareja unida en alegría; y el lirio célibe encuentra su alegría en el celibato, de modo que la comunidad no les estorba. Se alegran incondicionalmente en Dios, y por eso están siempre alegres.

“Tuyos son la majestad, el poder y la gloria”. En todo lo que hagas tienes una cosa más que hacer: darle gloria, pues la gloria es suya. Tu alegría está en la adoración. La misma peligrosidad de la muerte es insignificante. Es tan rápido. “Hoy mismo estarás en el Paraíso”. Ya sea que vivas, o que te ahogues, o que saltes hecho pedazos por los aires, no sales de Dios; permaneces y en Él sigues presente a ti mismo; y por eso en el día de tu de tu muerte, hoy, estarás en el Paraíso. (Soren Kierkegaard, 1849)   

De LOS LIRIOS DEL CAMPO Y LOS PÁJAROS DEL CIELO
ALEGRÍA
“Miren los pájaros del cielo... Miren los lirios del campo...” Mt 6,24-34
Lirio y pájaro son los maestros alegres, pues tienen la alegría en sí mismos. ¡Qué alegría cuando el pájaro despierta al amanecer! ¡Qué alegría cuando llega la noche y el pájaro regresa al nido! Y cuando el pájaro de al lado comienza a cantar, y luego el de enfrente, y luego todos, ¡qué alegría!
Así es la vida entera del pájaro, siempre encuentra de qué alegrarse. ¡Qué alegría cuando cae el rocío sobre el lirio! ¡Qué alegría cuando el lirio, bien bañado, se pone a secar lleno de placer a los rayos del sol! Míralos juntos, cuando el pájaro se oculta junto al lirio, y a veces juega con él; o cuando desde las alturas mira dichoso hacia su nido y hacia el lirio, que le devuelve la mirada con una sonrisa, ¡qué alegría! Son alegres sin condiciones, no como nosotros.
Una enseñanza sencilla no depende tanto de que se usen expresiones cotidianas o eruditas, sino de que el maestro sea aquello mismo que enseña. Así el lirio y el pájaro. Hay un hoy, y no les preocupa el mañana ni otro día. No es superficialidad, sino la alegría del silencio y de la obediencia. La alegría es ser de verdad actual a sí mismo, estar al día. La alegría es el tiempo presente; por eso Dios es dichoso, pues eternamente dice: “Hoy”. Aprende del lirio y del pájaro. ¿No es motivo de alegría que hayas nacido, existas, puedas ver, oír, oler, gustar tocar? ¿Que el sol brille para ti, aparezca la luna y brillen las estrellas?
Dirás que lirios y pájaros no tienen dificultades pues no tienen ningún mañana por el cual preocuparse, y que en cambio el hombre sí. Lirio y pájaro se libran de eso porque llevan en el corazón las palabras del apóstol Pedro: “Arrojen todos sus cuidados en Dios”. Ellos los arrojan con toda su pasión, con seguridad y puntería: en Dios. Hacen un paquetito con sus cuidados y lo disparan felizmente al blanco. Y al instante están absolutamente alegres. O dirás que estaría bien habitar junto al pájaro escondido en la soledad con su pareja; o junto al lirio en la paz del campo, donde cada lirio se preocupa por sí mismo, pero que tú tienes la desgracia de vivir en sociedad, con todos los problemas de bienestar social. El pájaro y su compañera son una pareja unida en alegría; y el lirio célibe encuentra su alegría en el celibato, de modo que la comunidad no les estorba. Se alegran incondicionalmente en Dios, y por eso están siempre alegres.
“Tuyos son la majestad, el poder y la gloria”. En todo lo que hagas tienes una cosa más que hacer: darle gloria, pues la gloria es suya. Tu alegría está en la adoración. La misma peligrosidad de la muerte es insignificante. Es tan rápido. “Hoy mismo estarás en el Paraíso”. Ya sea que vivas, o que te ahogues, o que saltes hecho pedazos por los aires, no sales de Dios; permaneces y en Él sigues presente a ti mismo; y por eso en el día de tu de tu muerte, hoy, estarás en el Paraíso. (Soren Kierkegaard, 1849)

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