CON UN HUECO EN EL CORAZON

Un recorrer por la ciudad, una plaza de tantas para pasear un rato, un local de tantos donde recoger accesorios, tantas tiendas por visitar, tantas canciones que tararear, tantos recuerdos que se vienen a la mente en un sabado sin igual.

Este sábado fue diferente, recorriendo la misma calle, la misma plaza, en una esquina encontré a varios chavos, con unas latas cuadradas en las manos, una lata como está que a continuación muestro: Al salir de la plaza uno de esos chavos se me acercó y le di unas monedas como donativo, él me dio un pulso color negro, con un corazón blanco, me sentí felíz, pero con un gran hueco en el corazón.

Cuantas familias no tienen a un ser especial, diferente físicamente a nosotros, UN DISCAPACITADO. Al ir a un centro comercial horas más tarde, me di cuenta que uno de los espacios que son para discapacitados, estaba ocupado por un automovil cuyo conductor físicamente no tenía discapacidad alguna, entonces pensé: "somos nosotros los sanos quienes en realidad tenemos una discapacidad en nuestra alma, en nuestro corazón." Entonces comprendí que ese hueco que sentí en el corazón fue por toda esa gente que no sabemos comprender, fue entonces cuando ese hueco que sentí pasó a ser llanto, dolor.

¿De qué nos sirve tener los sentidos en excelente condición si el sentimiento más puro que da el corazón, no somos capaces de ayudar a un discapacitado? La persona que ayuda sin temor, de corazón, es un gran ser humado, pero quien no derrama una lágrima, quien no sufre un poco el dolor de un discapacitado, esa persona es en realidad una persona discapacitada, con un gran hueco en el corazón.

0 comentarios: