El Sábado en la noche, se llevó a cabo, en mi tierra Yucatán, el concierto titulado Las Mil Columnas, el escenario fue espectacular, ni más ni menos que en el Castillo de Chichén Itzá, debió de haber empezado a las 8:00 pm, los Aluxes hicieron sus travesuras en la mañana y los equipos de sonido fallaron, el Dios Chaac "Dios de la Lluvia" hizo su aparición, al igual que San Francisco de Asis, ya que se dice que el 4 de octubre, cae la lluvia que indica el fin de la temporada de lluvias.
A pesar de los contratiempos, el concierto resultó bendecido, quiero pensar que esa lluvia no fue más que agua bendita que Dios Nuestro Señor envió para aquellas personas que fueron pacientes a tal contratiempo. Cada interpretación del tenor, me llevó a recuerdos de mi infancia, donde mi ChiChí, a ratos, escuchaba zarzuela de Nicolás Urcelay, no pude evitar remontarme a esos días cuando prendía su radiograbadora y en un cassette escuchaba cada interpretación como si fuera la primera vez, con una emoción que nunca entendí, es hasta ahora, después de muchos años, que cada uno de mis sentidos entiende mejor aquellos géneros.
Durante su repertorio, que se formó de opera italiana, alemana, dio paso a un gran compositor, paisano mio, Don Armando Manzanero, le acompañó en el piano y en verdad mis sentimientos salieron a flor de piel, esa emoción no puedo describirla, es como si de pronto una luz emergiera desde el escenario y cubriera todo Chichén Itzá. Acto seguido fue su aparición con traje charro, interpretando temas rancheros, hizo que mi interior vibrara, que mi corazón palpitara rápido, como si se me fuera a salir de la garganta.
No pudo tener mejor manera Chichén Itzá que festejar sus 20 años como Patrimonio de la Humanidad, con Plácido Domingo a todo pulmón, cerrando con una canción de la autoría de Loreta Tassinari: Luna de Chichén Itzá
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